Para reconocer la importancia de los límites, primero debemos saber qué son los límites. Límites es aquella relación que existe entre causa y consecuencia. Es la aplicación del rol ¨formador¨ de los padres. A partir de los 3 años los niños van asumiendo e interiorizando las reglas y cómo pueden conducirse en los distintos contextos en los que se desenvuelven. Los límites aportan orden, estructura y seguridad: en la medida en la que un niño sabe qué se espera de él, su estabilidad emocional se fortalece.
Establecer límites implica ser firme, coherente, justo y saber que los límites se establecen desde el amor que se le tiene a los hijos. Implica también reconocer que no es posible ni conveniente ceder a todas las peticiones, como tampoco negarse en todo momento. Es por esto que los límites buscan crear un equilibrio entre lo que deseo y lo que es factible.
Es importante saber que crear límites claros no es tarea fácil. Requiere de firmeza, seguimiento y la convicción de que se llevan a cabo por el bien del infante. De igual forma, se necesita una comunicación clara entre quienes se encargan del desarrollo y formación del niño/a pues lo que indica uno, no debe desautorizarlo el otro; que esto suceda crearía en él ambivalencia y confusión que en el futuro repercutirá en su forma de asumir las reglas en los diferentes contextos de la vida.
Formar en el amor, la comprensión y el correcto establecimiento de límites permitirá que el niño se convierta en un adulto que sepa autoregularse, que tenga autodeterminación y que asimile que en la vida siempre habrá una consecuencia para cada acción.
Un niño que crece sin limites se convertirá en un adulto sin límites,no tendrá lineas rojas,no respetará la autoridad ,no sabrá lo que puede hacer y lo que no . Estará supeditado a sus propios caprichos y tendrá un alto grado de frustración cuando no consigue lo que quiere.
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