La insoportable necedad de ser

En los últimos tiempos he podido observar cierta necesidad en el ser humano de querer a toda costa “ser”. Por “ser” me refiero a ser importante y por lo tanto, reconocido. Esta conducta llama poderosamente mi atención pues, a decir verdad, de manera personal, poco me interesa en la vida ser importante. Valoro más el ser útil… el ser necesario.

A mi modo de ver, esta necesidad puede tener la bases en la práctica usual, que suele instaurarse desde la infancia, en la insistencia por competir. Esto viene en el sistema de algunas personas y su entorno se encarga de reforzarlo, por ejemplo: ¿quién ganó, tu equipo o el de Juan? ¿obtuviste la nota más alta?¡vamos, vamos que si no nos apuramos, tu hermano te va a ganar! Con estos ejemplos no quisiera del todo “satanizar” la competencia pues reconozco que en determinados contextos y momentos, es necesaria pero educar en la competencia, en mi opinión, puede llegar a ser perjudicial.

A raíz de la cultura de la competencia, el “ser” se vuelve cada vez más relevante ya que, ¿cómo demuestro que soy bueno y por lo tanto me reconocen como tal, si no se evidencia que soy superior y reconocido? En la actualidad se asocia el éxito y la abundancia, por el reconocimiento social que se tenga, olvidando así que ni el Rey de reyes buscó jamás reconocimiento alguno. Demostrando que para ser grandes, es necesario ser pequeños.

En este fin de semana pude leer la carta que publicó el periódico “El País” en la que una madre expone que su hija aspira a ser segundo violín. No le interesa ser la primera ni la mejor, quiere y le produce felicidad ser segundo violín. Dicha lectura me maravilló. Concuerdo en cuanto a que todos los roles de la vida son importantes y no es necesario (ni saludable) querer ser siempre el mejor y el primero en todo pues a lo que realmente debemos aspirar en la vida es a ser felices, no a perseguir un desgastante y con frecuencia inútil reconocimiento.

Para Molière, “la serena razón huye de todo extremismo y anhela la prudencia moderada”. Si en la vida diaria, cada quien se ocupa de llevar a cabo su rol, sin competir, esforzándose solo por hacer mejor las cosas cada vez, sin buscar fama o reconocimiento, cada labor que se desarrolle, podrá hacerse sin que se presente la insoportable necedad de “hacer” para entonces “ser”.

Carla Sofía Cruz Sánchez

Published by Carla Sofia Cruz Sanchez

Soy psicóloga escolar y terapeuta del lenguaje. La educación es mi pasión. Vivo cada día con el firme propósito de ser feliz y, en la medida de lo posible, aportarle a la sociedad siendo un ser humano mejor.

4 thoughts on “La insoportable necedad de ser

    1. Claro. Concuerdo en que lo importante es que cada quien haga lo mejor que puede. Por eso escribí al final: “esforzándose solo por hacer mejor las cosas cada vez”.

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